El poder de la intel - Daniel Goleman. Dalta Andrade. Download with Google Download with Facebook or download with email. El poder de la intel - Daniel Goleman. El poder de la intel - Daniel Goleman. Oct 1, 2011 - The Paperback of the El Poder infinito de la oracion by Lauro Treviso at Barnes & Noble. FREE Shipping on $35.0 or more!
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El poder infinito de la oración
Creer es crear
By LAURO TREVISANEDICIONES OBELISCO
Copyright © 2011 Ediciones Obelisco, S. L.All rights reserved.
ISBN: 978-84-9777-753-7
CHAPTER 1
La búsqueda de la verdad
La tarde estaba llegando a su final.
Reunido en la amplia veranda, el grupo estaba tomando chimarrão y conversando animadamente.
Chimarrão es una bebida muy popular en Río Grande del Sur y en todo Brasil. La hierba mate se coloca en una calabaza seca, perfectamente esculpida y pulida, dejando espacio para añadirle agua caliente. A través de una bombilla que, por lo general, lleva una boquilla de oro, se va bebiendo poquito a poquito. Esto es tomar chimarrão. En un ritual tranquilo y agradable, se sirve el chimarrão a cada persona. Mientras tanto, la conversación sigue fluyendo.
En una de esas conversaciones, la dueña de la casa comentó que debía ir a la iglesia para participar en una novena.
—Una cosa que yo no entiendo –dijo una joven– es por qué la gente reza. Eso me parece ultrapasado. Huele a Edad Media.
—Mucha gente reza porque lo aprendió de sus antepasados –opinó un señor de mediana edad–. Ellos rezaban, le enseñaron a los hijos, y éstos siguieron rezando. Creo que es una cuestión de costumbre.
—Entonces, se parece a ese chiste del guarda del banco del jardín del cuartel.
—Cuenta –la animó el hombre que estaba tomando su chimarrão.
—Dice que el sargento del día mandó pintar un banco en el jardín del cuartel. Para evitar que algún soldado se sentara inadvertidamente en el banco recién pintado, mandó a un soldado vigilar el banco. El siguiente día, mandó a otro soldado vigilar el banco. El sargento fue transferido a otro destino y su substituto, al examinar las órdenes del día anterior, siguió mandando a un soldado a vigilar el banco. Al cabo de cinco años, alguien quiso saber por qué había siempre un vigilante delante del banco del jardín y nadie sabía explicarlo. Todos se habían limitado a recibir.
—Como chiste vale –intervino la dueña de la casa–, pero nosotros rezamos porque la oración es una conversación con Dios. Y tenemos que rezar, si no, las cosas se alteran.
—Está bien –respondió la muchacha de tejanos—, pero si la oración es una conversación con Dios, ¿por qué pasamos todo el tiempo en la iglesia escuchando a los demás rezando lo que quieren y no lo que nosotros queremos? ¿Y por qué se leen las oraciones que están en los libros? ¿Esto es conversación?
—Sí, pero es verdad que la oración ha hecho muchos milagros –se defendió la dueña de la casa–. Yo conozco a personas desengañadas de los médicos que se curaron por medio de la oración.
—En mi opinión –retomó la palabra la joven que la había iniciado–, rezar es una superstición que ya no es compatible con nuestra época actual tan avanzada.
—Si fuera una superstición –la interrumpió un viejo muy culto—, entonces, ninguna persona culta e instruida rezaría jamás. Pero, en realidad, todo el mundo reza, incluso los científicos más grandes. ¿Nunca escuchaste decir que muchos de los grandes científicos actuales rezan?
—Está bien –dijo la muchacha–, pero mucha gente reza sólo porque los padres, los curas, los líderes religiosos mandan rezar y dicen que quien no reza no se salva. ¿Pero qué tiene que ver la oración con la salvación? Coge un libro de oraciones y fíjate en lo que está escrito. Entra en un templo y examina los contenidos de las oraciones ...
—¿Sabéis que? –replicó el viejito–. El Maestro Jesús dijo que todo lo que se pide en la oración se consigue, y a eso voy. Puesto a elegir entre conversar con vosotros, que ni siquiera habéis estudiado los orígenes de la oración y el Maestro Jesús, me quedo con Jesús, pues Él sabía ...
—¡Bueno, bueno, tal vez sí! –gruñó alguien, cerrándose con eso el asunto.
Los orígenes
Donde quiera que vayas siempre encontrarás gente rezando.
Si recorres los grandes conglomerados humanos, o buscas en medio de la selva, entre los salvajes, en regiones inhóspitas, en medio de gente ignorante, entre médicos y científicos, en compañía de profesores universitarios, siempre encontrarás personas que rezan.
En este mismo momento hay millones de personas rezando.
La materia prima de todas las religiones del mundo es la oración.
El ser humano reza desde los tiempos más remotos.
Si hicieras una encuesta entre la población para saber por qué reza cada uno, saldrán muchas respuestas del tipo:
Rezo porque mis padres me enseñaron a rezar.
Rezo porque así lo manda mi religión.
Rezo porque mi catequista me lo enseñó.
Rezo porque el padre o el cura dijeron que era nuestra obligación.
![El Poder Infinito De Organizacion De Inteligencia Profunda El Poder Infinito De Organizacion De Inteligencia Profunda](/uploads/1/2/3/8/123832088/317261331.png)
Rezo porque, si no rezo, no me salvo.
Rezo porque es la obligación de todo cristiano.
Rezo porque siempre he rezado.
Rezo para que Dios me ayude.
Rezo porque así lo manda la Iglesia.
Rezo para pedir algo a Dios.
La oración siempre ha existido en la Tierra, ya desde el primer habitante. Si la oración fuera una especie de amuleto o de superstición de los pueblos primitivos, hoy en día ya nadie rezaría, porque la evolución de la humanidad a lo largo de tantos milenios ha sido realmente tremenda. Actualmente, hay una comprensión mucho mayor del mundo mental, espiritual y cósmico.
Además, si la oración subsistiera sólo por las órdenes de los líderes religiosos, la ciencia habría abolido esa obligación.
El mero hecho de que el hombre haya rezado desde que vivió en cavernas y que esa práctica se haya conservado hasta nuestros días, ya indica que la oración tiene algo de profundo, trascendente e inamovible.
Si la oración, en la época actual, fuera nada más que un residuo de la ignorancia de otra época, muy poca gente rezaría. Sin embargo, el mundo sigue orando más que nunca.
Hoy en día, ya nadie estaría usando una práctica que no tiene sentido.
Antiguamente, por ejemplo, se pensaba que la Tierra era plana; hoy ya nadie afirma eso. Antiguamente, se afirmaba que la Tierra estaba fija en un punto y que el Sol giraba alrededor de ella; hoy está científicamente demostrado que sucede exactamente lo contrario. No podemos mantener un pensamiento obsoleto sólo porque la Iglesia de la Edad Media enseñara que la Tierra estaba inmóvil, pues la ciencia ha demostrado que nuestro planeta se mueve alrededor del Sol.
Si la humanidad continúa rezando, y lo hace cada vez más, es porque, cada día se comprueba la gran utilidad y necesidad de la oración, no porque antiguamente se enseñara que el hombre debe orar, ni porque la oración sea una mera superstición de los pueblos primitivos.
La oración es un contacto con Dios
Se sabe que en el fondo de la criatura humana residen el Poder Infinito y la Sabiduría Infinita; o, en otras palabras, allí se halla Dios, el Padre, el Yo Superior, la Fuente de la Vida, la Presencia Divina, la Energía Superior, la Luz Infinita, el Espíritu Santo.
No importa el nombre que se le dé a esa Presencia; lo que importa es el reconocimiento de esta verdad.
Jesús decía que dentro de cada uno está el Padre: «Tú, al contrario, cuando hubieres de orar, entra en tu aposento y, cerrada la puerta, ora en secreto a tu Padre, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».
El secreto es tu propio interior.
Huberto Rohden, en su libro Jesus Nazareno (no publicado en español), escribió: «la oración es el despertar del Padre en el hombre, una realización de Dios en el hombre, una concienciación de la presencia de Dios en el hombre».
Pero ¿qué Dios es ése que está en mí?
¿Cómo puedes esperar una respuesta sobre el Infinito, siendo tú finito, teniendo tan poca comprensión? Si es poco o nada lo que sabes sobre el origen de la mariposa, de la gallina, del huevo, de la energía eléctrica o de la vida de un pájaro cantor, todos ellos seres o cosas con los que tenemos contacto permanente y que pertenecen a las dimensiones materiales del mundo, ¿cómo esperas englobar a Dios en tu raciocinio? Sería igual que esperar que una gota contuviera todo el océano Atlántico.
Dijo Rajneesh: «No preguntes si Dios existe; pregunta si tú existes».
Medita sobre tu realidad, tu dimensión y, con el borde de tu abrigo, tocarás las rayas del Infinito. Pero, jamás alcanzarás todo el Infinito.
Tú reconoces Dios a través de ti mismo.
Masaharu Taniguchi escribió:«Hoy, igual que mañana, el espíritu de Dios está eternamente dentro de ti, orientándote y vivificándote».
El contacto con tu Dios interior se produce por medio de la oración. Éste es el lenguaje de la religión. Cualquier pensamiento, palabra o imagen dirigidos a Dios se llama oración.
Catherine Ponder escribió al respecto: «La oración es la forma de pensamiento que conecta al hombre con Dios».
Pensar, hablar, imaginar, escribir, cantar, soñar, desear y pedir son actos mentales. Por tanto, si en esos pensar, hablar, imaginar, escribir, cantar, soñar, desear y pedir, te estás dirigiendo a Dios, es una oración.
Las leyes de la mente y las Leyes Divinas tienen el mismo origen: Dios.
¿Todavía se reza mucho?
La oración es una práctica que se puede desechar, olvidar, postergar, desacreditar y contradecir, pero nadie puede estar seguro de que no volverá a rezar.
La plegaria está más allá de las costumbres, creencias, convicciones y decisiones.
De repente, en pleno vuelo, comunican que el avión en el que te encuentras tiene una avería, y tú, que hace treinta y cinco años que no rezas, instintivamente pensarás en rezar. Y rezas. ¿Qué impulso tan extraño es este que empuja a alguien a rezar?
Si hoy te dijeran que tienes una enfermedad incurable en estado avanzado y que la muerte está cerca, ¿dejarías de rezar?
Un famoso presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln, confesó lo siguiente: «Muchas veces he sentido el impulso de arrodillarme, por la aplastante convicción de que no tenía otra cosa que hacer. Mi sabiduría y la de todos a mi alrededor parecía insuficiente en aquellos momentos».
Catherine Ponder expresó una gran verdad en uno de sus libros: «la plegaria es un don innato en el hombre y no una práctica ajena ni algo misterioso».
La oración es el lenguaje natural de este ser humano divino llamado hombre. Esta verdad se pone de manifiesto de forma más clara y dramática en la medida en que la criatura humana no encuentra las soluciones por medio de la mente racional y analítica.
Cuenta Spencer Kinard: «Una frase muy pronunciada por aquellos que vuelven de una guerra es: 'en una trinchera no existen ateos'. Y creo que podemos añadir que, como sugiere el himno de la Marina de Estados Unidos, tampoco existen ateos en las naves que se hunden o en los aviones averiados. Cuando pasamos miedo, cuando estamos preocupados por el futuro y, seguramente, cuando nuestra vida está en peligro, nos volvemos hacia el Creador, pidiendo socorro y orientación. ¡Qué alegría y consuelo es saber que hay alguien allí a quien recurrir en la hora de necesidad!». The Word of a smile: Spoken words for daily living («El valor de una sonrisa: palabras para la vida diaria»).
Recuerdo una historia que, según me contaron, aconteció cuando naufragó el transatlántico más grande del mundo, el Titanic, en su viaje inaugural. Como se consideraba un buque prácticamente incapaz de naufragar, contaba con pocos botes salvavidas. Según he leído, aproximadamente 700 personas se salvaron y 15.000 murieron por falta de botes salvavidas. Mientras que la nave se iba hundiendo, con toda la multitud de pasajeros en estado de pánico, la orquesta en la cubierta tocó la canción religiosa: Más cerca de mi Dios. Cuando todo estaba perdido, el pensamiento de aquellas personas se volvió hacia Dios.
Parece que en esos momentos cruciales de la vida humana, la oración no tiene nada que ver con la obligación, la costumbre o la tradición.
La oración es un don innato, porque es la única vía de conexión entre tú y el Dios Todopoderoso y omnisciente que habita en tu mente interior.
La oración es la marca divina en el corazón humano. Por eso, tú sigues orando y las multitudes también. Incluso desde la cúspide de tu incredulidad, jamás podrás tener la certeza de que no nunca volverás a rezar.
La explicación está en que no se puede definir a Dios, pero tampoco se le puede negar; y la oración es el camino por el cual entramos en contacto con Dios.
Cuando tus fuerzas acaban, cuando tu inteligencia se da por vencida, cuando tu luz se apaga, cuando te encuentras en un callejón sin salida, cuando tu túnel no tiene final, te diriges a un ser superior, capaz de hacer posible lo imposible, de resolver lo insoluble, de curar lo incurable. Eso es orar.
Oración es energía
Muchas veces he dicho que el pensamiento es energía. Existen artefactos para medir la energía irradiada por el pensamiento.
La palabra es una forma de pensamiento.
La idea es una forma encadenada del pensamiento.
La imaginación es una forma de pensamiento.
La oración es una forma de pensamiento. Por tanto, la oración es, ante todo, energía mental.
Al tener un contenido espiritual, la oración debe comprender una energía mental y espiritual. Pero, al ser, además, una forma de contacto con Dios, se deduce que esa energía aún se multiplica al infinito.
Taniguchi escribió: «Incluso cuando todo parece tinieblas, no habrá ninguna preocupación, ni temor, si reconocemos que dentro de nosotros existe una fuerza infinita. A mi oración responden cielo y tierra».
La plegaria –dice Rajneesh– es ese emerger de energía.
Ese estado intrínseco de la oración es un contacto con la luz, y luz es energía. Por eso, el aura de una persona que reza se ilumina.
Se puede hasta ver un halo de luz en los grandes místicos, en los santos. Esa energía que fluye y refluye de ti, en la oración, se puede transmitir a otra persona, cuando tu plegaria se dirige a esa persona. Tu oración por alguien enfermo es una gran proyección de Energía Superior en esta persona.
Los tipos de energía
—Pero, entonces –preguntarás–, ¿existen muchos tipos de energía?
Energía es fuerza, y la manifestación de esa fuerza puede tener las formas más diversas. Pensemos, por ejemplo, en las hidroeléctricas, las termoeléctricas y las centrales atómicas. Se puede canalizar la totalidad de esas energías a través de un conductor único y hacer que llegue hasta la iluminación de tu casa o al motor de tu industria.
Esto quiere decir que la energía es una sola, pero sus formas de manifestación pueden ser muchas.
Rajneesh dice lo siguiente: «La energía de por sí es neutra. Cuando se expresa a nivel biológico, es sexo; expresada emocionalmente, puede convertirse en amor, en odio o en rabia; expresada intelectualmente, puede volverse científica; cuando pasa por la mente, se transforma en algo mental. Las diferencias no son diferencias de energía como tal, sino de las manifestaciones aplicadas a ella». (Psicología de lo esotérico.)
Como la plegaria alcanza el Infinito, la manifestación de la energía alcanza una fuerza infinita.
Si la energía de una bomba atómica puede derrumbar una montaña, ¿por qué la energía de la fe no puede remover montañas, ya que la fe es la energía conocida más poderosa, según enseñó el Maestro?
El doctor Alexis Carrel, en un artículo publicado por el Reader's Digest en 1941 afirmó: «La oración es la forma de energía más poderosa que se puede generar».
En otro lugar dice que esa energía actúa de manera verificable en la mente y en el cuerpo de una persona, produciendo, por ejemplo, fuerza mental y vitalidad física.
Escribió: «La influencia de la oración sobre el espíritu y el cuerpo humano es tan demostrable como la de las glándulas. Sus resultados pueden ser avalados en términos de un aumento de vitalidad física, mayor vigor intelectual, fibra moral y una comprensión más profunda de las realidades que están en la base de las relaciones humanas».
Norman Vincent Peale, al hablar de la oración, dijo: «Ella libera las fuerzas, haciéndolas brotar libremente».
Más adelante, añade: «A la hora de orar, es importante que sepas manejar la fuerza más grande que hay en el mundo». (El poder del pensamiento tenaz).
En otro libro, añade Peale: «Podemos establecer conexión con una fuente formidable de energía por medio de procesos espirituales. La oración puede generar una energía más grande que la generada por el pensamiento o por el trabajo manual. Permíteme que repita: la más poderosa forma de energía que puede generarse es la de la oración». (Puedes si crees que puedes.)
La energía de un tractor, por ejemplo, puede mover una montaña a través de un trabajo ejecutado en diez años; la energía de la plegaria, en cambio, tiene una potencia infinita y puede mover la montaña en un minuto. Por eso, en la plegaria tú estás tratando con la Energía Superior.
Oración es poder
Un día leí en uno de los libros de Norman Vincent Peale lo siguiente: «Estoy convencido de que la plegaria es una emanación de poder. Si 'arrojas' plegarias a una persona, podrás afectarla profundamente. Escoge a alguien que, de alguna manera, suponga un problema para ti y arrójale plegarias. Visualízate envuelto y rodeado por plegarias saludables, buena voluntad y fe. He visto, en casos de éstos, resultados sorprendentes que parecen casi increíbles».
(Continues...)
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